De las ruinas del PRD a las mieles del poder: El reciclaje político nunca pasa de moda
Las redes antisociales están que trinan porque Yaizeth Terán, fiel colaboradora de José Gabriel Carrizo en sus días dorados en el Palacio de las Garzas y pieza clave en la campaña VIP que naufragó sin remedio, ha resurgido como jefa de gabinete en el MICI, ahora bajo el mando de Julio Moltó. Pero Terán no es la única que se desvivía por el PRD y que ahora disfruta de las mieles del poder en la administración de José Raúl Mulino. Jéssica Panay, sobrina de Quibian Panay y exfuncionaria en el Palacio de las Garzas, ha recalado como asesora en la Asamblea Nacional. Por su parte, Diana Rigau De León, sobrina de Rubén De León, secretario del PRD, se ha instalado como directora legal del Mingob. Y la recirculación no termina ahí: Francisco Mola, quien fuera viceministro de Comercio Exterior en el gobierno pasado, sigue en el MICI, como director de Industrias, mientras que su antigua asistente, Auri Ayala, ahora despacha en la Secretaría de Energía. Hasta hace pocas semanas, Marissa López, exdirectora de comunicación del MIVIOT y participante activa en la campaña de Bernardo ‘Nando’ Meneses—cuya suplente, Magaly Rivera, no es otra que la esposa del exministro Rogelio Paredes—, disfrutaba de su propio espacio en el mismo piso donde despacha el ministro Jaime Jované. Y la lista no acaba. Tanto así, que en la calle ya han bautizado a la actual administración con un sobrenombre que lo dice todo: MuliNito.
Panamá en el escaparate: ¿La estrella de las jurisdicciones no deseadas?
Apenas han pasado dos semanas desde que el presidente José Raúl Mulino aterrizó en Francia, todo entusiasmo, buscando que sacaran a Panamá del encantador club de jurisdicciones no cooperativas. Pero, ¡sorpresa! Los Países Bajos, con la elegancia de quien da un «regalito», han incluido al país en su exclusiva lista de paraísos fiscales y territorios poco colaborativos, cortesía de su Ministerio de Finanzas. Qué detalle. Parece que la brillante estrategia de esta administración, de medir con la misma vara (y una extra, por si acaso) a quienes osen sumarnos al club de los apestados fiscales, no está causando la impresión deseada. De hecho, la Unión Europea no se quiso quedar atrás y, a principios de octubre, también nos dio su bendición. En reacción, el mandatario instruyó a su canciller, Javier Martínez-Acha, a que citara a todos los embajadores para recriminar la decisión calificada de injusta. Así que aquí estamos, brillando con luz propia en la pasarela del deshonor, esperando que algún día nos inviten a una fiesta VIP… de la que, claro, ya nos han excluido. Pero no se preocupen, siempre habrá un lugar para nosotros en el rincón de los ‘no cooperativos’. De Francia a los Países Bajos: ¿La gira por la ignominia?
El gran escape: Cómo cuatro exministros volaron alto para que la justicia no los alcanzara
Las llaves que abren las puertas de los calabozos siguen siendo todo un éxito. Después de una década de pujas y repujas —porque, ¿quién no disfruta de un buen drama judicial?—, un juzgado ha decidido poner fin a un proceso por supuesto peculado en el alquiler de helicópteros, todo relacionado con el ilustre Programa de Ayuda Nacional (PAN), ahora rebautizado como DAS. Y, como si fuera un giro inesperado de una telenovela, cuatro ministros y dos directores de la administración de Ricardo Martinelli han sido liberados de cualquier cargo. Guillermo Ferrufino, el gran ministro de Desarrollo Social; Javier Díaz y Franklin Vergara, que hicieron malabares al frente de la cartera de Salud, junto a Óscar Osorio y Emilio Kieswetter, del MIDA, fueron agraciados con el archivo del proceso. ¡Felicidades! También se suman a la fiesta Giacomo Tamburrelli, exdirector del PAN, y Franklin Oduber, exadministrador de la Anati. Los exfuncionarios estaban en la mira por contratar helicópteros a $3,000 por hora de vuelo, porque, claro, el precio promedio en el mercado local era de apenas $1,800. Todo un negocio de ganga, ¿verdad? El testigo estrella del Ministerio Público, que, por supuesto, está ansioso por apelar, es Rafael Guardia. Y, como si de una revelación de película se tratara, afirmó que sus excompañeros de gobierno siempre preferían a la misma empresa. ¡Vaya sorpresa! ¿Quién dijo que la corrupción no tiene ventajas?
Pasaportes y promesas: La ruta rápida al glamour diplomático
Mientras cuatro embajadores designados entregan sus cartas al Niño Dios en la comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional, otro grupo de afortunados con empleo diplomático ya tiene su pasaje hacia una vida llena de glamour y responsabilidades. Los agregados en Nueva York, Juan Diego Correa y Miguel Díaz, tienen programado viajar a la ‘Gran Manzana’ el 11 de noviembre. Dos días antes, el 9 de noviembre, Félix Estripeaut Navarro tomará su vuelo hacia Valencia, España, donde le espera un emocionante puesto como cónsul general. En la cámara legislativa, Abraham Martínez, que sobrevivió a las presiones por apoyar a Yanibel Ábrego en las internas de Cambio Democrático (todo un héroe, sin duda), ya esboza sus planes para aterrizar en tierras aztecas. Y, por supuesto, no podemos olvidar a Francisco Ameglio, padre del viceministro de Agricultura, quien estará en la FAO y Sally Loo, que tiene la noble misión de sacar a Panamá de la lista negra de los Países Bajos, porque nada dice ‘éxito diplomático’ como ser embajadora de un país en problemas. Y, finalmente, Jorge Selén, quien ha pasado por el riguroso protocolo de los comisionados. Así que, mientras el mundo sigue girando, estos diplomáticos se preparan para ‘cambiar’ la historia, como si eso no estuviera reservado solo para los superhéroes de cómic. Si todo sale mal, siempre podrán regresar a casa y escribir un libro titulado ‘Cómo sobrevivir al caos diplomático y salir libre de daños’. ¡Brindemos por ellos y su fabulosa aventura en el rejuego del poder!
Superintendente de Seguros y Reaseguros: El arte de hacer mucho con poco… esfuerzo
Apenas dos meses y medio después de ser ratificado en la Asamblea Nacional, el superintendente de Seguros y Reaseguros, Luis Enrique Bandera Ríos, ya pone a prueba su creatividad. Sin esperar a que se seque el sello de su nombramiento, explora los rincones más oscuros del reglamento de la entidad para ver si puede colarse en las gratificaciones anuales que la institución concede a sus funcionarios. Aunque ha mantenido un perfil bajo —por no decir casi invisible— durante su breve gestión, Bandera decidió despejar su única gran inquietud hasta la fecha: preguntó a la Procuraduría de la Administración si le podían pagar la gratificación anual por si acaso le diera por dejar el cargo. La Procuraduría, como buena consejera jurídica del Estado, le recordó que su puesto no entra en la categoría de servidores públicos que tienen derecho a ese beneficio. O, en otras palabras: Ni lo sueñes, amigo. Al final, la entidad no perdió la oportunidad de recordarle al superintendente su verdadera misión: administrar y gestionar la institución día a día. Porque, sí, resulta que el trabajo incluye trabajar.