Radiografía de la opinión pública panameña: Lo que revela la encuesta de abril 2025

Claves para entender el pulso ciudadano tras las elecciones de 2024

La encuesta DOXA de abril 2025 muestra un país expectante: la ciudadanía da un margen de confianza al nuevo gobierno, pero exige resultados. Temas como la minería, el Canal, el agua y la Caja del Seguro Social generan opiniones divididas y alta sensibilidad. La gente no se mueve por ideología, sino por desempeño y credibilidad. Panamá observa, evalúa… y decide.

La encuesta nacional realizada por DOXA en abril de 2025, con una muestra de 1,200 personas y un margen de error del ±2.8%, ofrece una radiografía interesante del estado de ánimo de la población panameña tras el arranque del nuevo gobierno y en medio de debates clave como la minería, la institucionalidad, la Caja del Seguro Social y la geopolítica del Canal. Aplicada mediante entrevistas presenciales, con supervisión electrónica en tiempo real y representatividad nacional (excluyendo Darién, Bocas del Toro y las comarcas), la encuesta permite interpretar con cierto nivel de certeza cómo se siente y qué piensa hoy el país.

En primer lugar, el ánimo de la población no es uniforme: mientras algunos sectores se muestran esperanzados o con expectativas de mejora, otros siguen expresando malestar o frustración frente a su situación económica personal y familiar. Aunque no se observa una sensación generalizada de crisis, sí se detecta un país tensionado, que resiste más que avanza. Este estado emocional mixto plantea un primer eje de debate importante: ¿estamos ante una transición hacia algo mejor o simplemente frente a una gestión del desgaste?

En cuanto a las instituciones, el estudio sugiere que muchas de ellas siguen enfrentando un serio déficit de legitimidad. Aunque son ampliamente reconocidas, no todas gozan de confianza. La Asamblea Nacional, el Ministerio Público y la propia Caja del Seguro Social son ejemplos de entidades cuya visibilidad no se traduce necesariamente en credibilidad. Este hallazgo obliga a una reflexión crítica: ¿qué instituciones siguen teniendo crédito social, y cuáles han perdido por completo la confianza ciudadana?

Respecto al gobierno de José Raúl Mulino, la encuesta revela una ciudadanía que, aunque no necesariamente identificada con él, le está dando un margen de confianza inicial. Los panameños parecen estar dispuestos a esperar resultados concretos antes de emitir un juicio definitivo. En ese sentido, el respaldo al presidente es pragmático: no responde tanto a una afinidad ideológica como a la esperanza de que pueda “poner orden” o resolver los principales problemas del país. Esto plantea otro ángulo para el análisis: ¿está Mulino capitalizando un voto de confianza o simplemente se beneficia de la falta de alternativas claras?

Uno de los temas más sensibles del momento, la minería y el cierre de la mina de Cobre Panamá, también fue explorado a profundidad. La mayoría de la población reconoce que el impacto económico del cierre ha sido real, pero al mismo tiempo exige condiciones claras y confiables para aceptar una posible reapertura. Ya no se trata de una dicotomía simplista entre ecología y economía: la clave está en la confianza. La gente quiere garantías ambientales, transparencia en la negociación del contrato y control estatal efectivo. Así, se abre una pregunta de fondo: ¿es posible reabrir la mina sin repetir los errores del pasado?

Otro punto que llama la atención es cómo el discurso internacional —particularmente el del expresidente Donald Trump— ha calado en parte de la población. Declaraciones sobre una supuesta influencia china en el Canal o propuestas de que Estados Unidos “retome” su control generan respuestas divididas. Esto demuestra que la narrativa geopolítica externa, incluso si es infundada, tiene cierto impacto. ¿Estamos, entonces, frente a una ciudadanía vulnerable a la desinformación internacional o simplemente frente a un nacionalismo que no confía en la gestión local?

En temas de infraestructura y recursos hídricos, el proyecto de Río Indio recibe un respaldo condicionado. Quienes conocen o han oído del proyecto tienden a apoyarlo más, lo que refuerza una lección básica pero poderosa: la aceptación ciudadana crece con la información. Además, hay una cierta disposición a que el Canal de Panamá juegue un rol más activo en la administración del agua, aunque también con reservas. ¿Debe el futuro hídrico del país depender de una entidad autónoma como el Canal, o es necesario repensar el modelo de gobernanza del agua?

Finalmente, la Caja del Seguro Social —uno de los temas más delicados del país— aparece en la encuesta como un campo de dudas más que de certezas. La nueva ley no parece generar entusiasmo ni rechazo absoluto, sino una amplia zona de incertidumbre. Las personas no tienen del todo claro cómo afectará esta reforma a su futuro, aunque sí identifican problemas como la corrupción y la falta de sostenibilidad. Esto exige una discusión transparente y técnica: ¿es esta ley una solución de fondo o apenas una maniobra para ganar tiempo ante una bomba social?

En conjunto, esta encuesta no solo aporta datos, sino que plantea preguntas cruciales para el debate público. Nos muestra un país que observa, evalúa y espera. Un país que no ha cerrado las puertas al optimismo, pero que también mantiene encendida la alarma ante la posibilidad de más decepciones.