La más reciente Encuesta Nacional de Opinión Pública realizada por DOXA Panamá para ARCA Media entre octubre y noviembre de 2025 dibuja con claridad el estado de ánimo de un país que transita entre el pesimismo del presente, la expectativa contenida hacia el futuro y una fuerte exigencia de orden, autoridad y resultados concretos por parte de la ciudadanía. El estudio, aplicado a 1,200 personas a nivel nacional, con un margen de error de ±2.8 % y un nivel de confianza del 95 %, confirma que la percepción social sigue marcada por la desconfianza hacia la política, los partidos tradicionales y la gestión gubernamental, en un contexto económico que continúa presionando a las familias panameñas.
En términos generales, siete de cada diez panameños consideran que el país va actualmente por mal camino, mientras apenas un 20 % cree que transita por la senda correcta. Esta percepción negativa se mantiene como una constante a lo largo de todo 2025 y refleja un sentimiento persistente de inconformidad con el rumbo nacional.
En el plano económico personal y familiar, el panorama se muestra igualmente tensionado. El 50 % de la población considera que su situación económica actual va por mal camino, frente a un 42 % que la evalúa de forma positiva. No obstante, cuando se les pregunta por el futuro, el 58 % cree que su economía mejorará dentro de un año, mientras un 34 % anticipa un deterioro. Esta dualidad revela a un país económicamente presionado en el presente, pero con una expectativa moderadamente optimista hacia el futuro, posiblemente asociada al cambio de gobierno y a las promesas de reactivación.
La encuesta deja al descubierto una profunda crisis de credibilidad en los partidos políticos. Ninguna organización supera el 25 % de imagen positiva. El partido Realizando Metas encabeza este indicador con apenas 24 %, seguido por Cambio Democrático con 19 %, el movimiento VAMOS con 15 %, y tanto el PRD como el Partido Panameñista con 13 %. En contraste, los niveles de imagen negativa son significativamente más altos: el PRD registra un 66 %, Molirena 61 %, el Panameñista 59 % y Cambio Democrático 56 %. Todos los partidos muestran un diferencial de imagen negativo, reflejando un rechazo amplio al sistema partidario tradicional y una ciudadanía que se distancia cada vez más de la política convencional.
En cuanto a las figuras políticas, el sondeo revela que el alto conocimiento no se traduce necesariamente en buena imagen. Ricardo Martinelli encabeza la lista de reconocimiento con un 90 %, seguido de Martín Torrijos y Juan Carlos Varela con 82 %, y Rómulo Roux con 78 %. Sin embargo, la imagen positiva más alta apenas alcanza el 51 % en el caso de Martinelli, seguido de Juan Diego Vásquez con 43 % y Mayer Mizrachi con 40 %. En el extremo negativo, Juan Carlos Varela registra un rechazo del 66 %, Benicio Robinson del 62 % y Blandón del 61 %. Incluso los líderes más reconocidos arrastran saldos de imagen desfavorables, confirmando un desgaste profundo de la clase política.
La evaluación ciudadana del presidente José Raúl Mulino también refleja una elevada presión social. El 76 % de los encuestados considera que el mandatario no está cumpliendo sus promesas, frente a apenas un 20 % que cree que sí lo está haciendo. En cuanto al tipo de gobierno que prefieren los panameños, la respuesta es contundente: el 85 % exige un gobierno que haga cambios y ponga orden, mientras solo un 5 % apuesta por mantener las cosas como están. Cuando se consulta qué estilo debería adoptar el presidente para lograr esos cambios, el 62 % pide una conducción con mano dura, frente a un 31 % que sugiere mayor conciliación. El mensaje ciudadano es claro: se espera autoridad, control institucional y resultados rápidos, más que discursos prolongados o consensos sin efectos visibles.
En materia de política exterior, las opiniones también aparecen divididas. Ante el anuncio de la incorporación de Panamá al Mercosur, el 49 % considera que esto mejorará la economía del país, mientras un 44 % cree que aportará poco o nada. Con respecto a las relaciones con Taiwán, el 49 % de los encuestados se opone a la apertura de una oficina comercial, frente a un 42 % que se muestra a favor. Estas cifras evidencian una ciudadanía pragmática, que evalúa las decisiones internacionales principalmente por su impacto económico más que por afinidades ideológicas.
En el ámbito de los servicios básicos, el agua se consolida como uno de los temas de mayor sensibilidad social. El 86 % de los panameños considera que el servicio de agua es muy importante en su vida cotidiana. En cuanto a la evaluación del suministro, el 60 % lo califica como bueno a nivel nacional, y un 70 % considera que el servicio en su propia vivienda es bueno. Aunque estos indicadores son relativamente positivos, el peso que tiene el agua como servicio esencial lo convierte en un asunto crítico dentro de la agenda pública.
Con respecto al proyecto hídrico de Río Indio cuenta con un respaldo mayoritario de la ciudadanía, ya que el 61 % de los panameños se manifestó de acuerdo con su desarrollo al conocer que permitirá crear un lago artificial de reserva para garantizar el suministro de agua potable a más de dos millones de personas en Panamá, Colón y el Canal. Este apoyo se fortalece cuando se incorpora el componente social, pues el 66 % considera que el proyecto debe ejecutarse siempre que se garantice una reubicación justa para las comunidades afectadas, frente a un 26 % que se opone por el impacto social. Estos resultados reflejan que la población percibe a Río Indio como una solución estratégica para la seguridad hídrica del país, siempre que se maneje con responsabilidad social y respeto a las comunidades.
La encuesta de DOXA Panamá para ARCA Media confirma que la posición de los panameños frente a la mina de cobre sigue altamente polarizada, pero con un giro progresivo hacia una visión más pragmática cuando se introduce el impacto económico. Ante el escenario de que el cierre definitivo de la mina implicaría dejar de recibir unos 4 mil millones de dólares anuales y la pérdida de 40 mil empleos, en octubre de 2025 el 48 % se manifestó a favor de reabrirla, frente a un 40 % que se mantiene en contra. Este resultado representa un cambio relevante frente a noviembre de 2024, cuando solo 43 % estaba a favor y 58 % en contra. La evolución de estos datos indica que, aunque persiste una fuerte preocupación ambiental, cada vez más ciudadanos ponderan con mayor peso el impacto económico y laboral del conflicto minero, lo que convierte este tema en uno de los dilemas políticos más delicados para el Gobierno.
En conjunto, los resultados de esta encuesta confirman que Panamá atraviesa un momento marcado por una profunda desconfianza en los partidos, un desgaste generalizado de las figuras políticas y una ciudadanía que exige cambios estructurales inmediatos. La economía doméstica sigue siendo una fuente de preocupación constante, aunque con una expectativa moderadamente optimista hacia el mediano plazo. El nuevo gobierno enfrenta un escenario de paciencia limitada, donde los resultados deberán ser rápidos, visibles y contundentes si se busca revertir un sentimiento nacional que hoy se inclina con fuerza hacia el pesimismo.


